Después de más de cuatro décadas de carrera, la incansable búsqueda de la mejor manera de representar el (des)amor y sus consecuencias por parte del cineasta francés Philippe Garrel ha llegado a uno de sus puntos culminantes en L'amant d'un jour, su última película, presente en la sección de Zabaltegi-Tabakalera del festival de Donostia y en la que la coherencia con su obra más reciente es total; no en vano, se presenta como parte de una trilogía antecedida por La jalousie y L'ombre des femmes. Aunque podemos apreciar en esta tríada una notable depuración estilística (algo que, por otra parte, no es novedoso en su obra), no hay nada en el discurso garreliano que lo acerque a la postura del intelectual apartado del mundo que, próximo a convertirse en septuagenario, se dedica a transmitir la calma y la tranquilidad que dan la experiencia; al contrario, el autor de Le Vent de la nuit ha ido intensificando su visión del amor como una experiencia límite, radical, que se apodera de todo el ser y que elimina todo contexto, traduciendo a nivel emocional el mismo proceso físico que iba gangrenando a los protagonistas de El imperio de los sentidos de Nagisa Oshima.
12 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (7): La herida que sangra
Después de más de cuatro décadas de carrera, la incansable búsqueda de la mejor manera de representar el (des)amor y sus consecuencias por parte del cineasta francés Philippe Garrel ha llegado a uno de sus puntos culminantes en L'amant d'un jour, su última película, presente en la sección de Zabaltegi-Tabakalera del festival de Donostia y en la que la coherencia con su obra más reciente es total; no en vano, se presenta como parte de una trilogía antecedida por La jalousie y L'ombre des femmes. Aunque podemos apreciar en esta tríada una notable depuración estilística (algo que, por otra parte, no es novedoso en su obra), no hay nada en el discurso garreliano que lo acerque a la postura del intelectual apartado del mundo que, próximo a convertirse en septuagenario, se dedica a transmitir la calma y la tranquilidad que dan la experiencia; al contrario, el autor de Le Vent de la nuit ha ido intensificando su visión del amor como una experiencia límite, radical, que se apodera de todo el ser y que elimina todo contexto, traduciendo a nivel emocional el mismo proceso físico que iba gangrenando a los protagonistas de El imperio de los sentidos de Nagisa Oshima.
9 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (6): Los caminos de Zabaltegi
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6 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (5): El cineasta autocrítico
En la rueda de prensa posterior al pase que en el Kursaal 1 se realizó de El autor, película que compitió (sin éxito) en el reciente Festival de Donostia, el director Manuel Martín Cuenca hizo estas contundentes declaraciones:
Esa idea de trascender, de hacer grandes películas... Igual estamos un poco haciendo el imbécil.
Unas palabras así, escuchadas en boca de un cineasta español y después de haber visto una película suya que supone una cierta ruptura con toda su obra anterior, suponen un motivo de alegría: es muy poco habitual que alguien, en cualquier ámbito pero especialmente en el artístico, sea capaz de hacer autocrítica, no solo de palabra, sino también cinematográficamente hablando; a veces, es el único camino para crecer. Por otro lado, casan muy bien con el espíritu de la obra de Javier Cercas, el autor de la novela El móvil que inspira este largometraje, que en su día dejó escrito:
Cuando pierdes de vista que el éxito es obra del azar y no del mérito estás acabado.
5 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (4): La angustia
4 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (3): El factor rumano
En un momento de la irónica narración que intenta dotar de sentido al monótono partido de fútbol entre el Dinamo de Bucarest y el Steaua de la misma ciudad que Corneliu Porumboiu convirtió en la película The Second Game, el realizador rumano intenta poner el acento, con una mezcla de ingenuidad y cinismo, sobre las distintas sensibilidades políticas que representaba cada equipo: el Dinamo, resalta el cineasta, era el equipo de la Securitate y el Steaua, del Ejército. Su padre, árbitro de aquel encuentro de 1988 y comentarista con él de la película, responde rápidamente:
-Sí, ¡Partido Comunista contra Partido Comunista!
3 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (2): Señales equívocas
La concesión de la Concha de Oro a The Disaster Artist, de James Franco, vino a empañar las buenas sensaciones que nos había transmitido la sección oficial a competición, cuyos retazos de coherencia y la sutil voluntad de corregir los desafueros de la pasada edición hacían pensar que el festival de Donostia quería transmitir algo semejante a una identidad propia. Podemos considerar que el jurado que presidía John Malkovich (que se autodefinió durante el certamen como "una persona muy justa con un amplio abanico de intereses y un vasto espectro de experiencias") obró por su voluntad y se guió por su subjetivo criterio sobre la calidad, significación, oportunidad y valores cinematográficos de la obra premiada, o podemos, al contrario, especular con que el propio festival tenía interés en que el máximo galardón del palmarés fuese a recaer en esta cinta, por razones tales como el acercamiento a un público juvenil adicto al fenómeno fan, por la popularidad en internet de fenómenos trash como el que encarna el Tommy Wiseau al que alude el título o por causar un mayor impacto, en términos de imagen, en el mercado estadounidense. Sea como fuere, debemos dejar constancia de nuestra disconformidad con el hecho de haber galardonado a una película tan amable, convencional y apegada a los intereses de su biografiado que hasta renuncia a dejar constancia de los datos más básicos que se conocen sobre él (y que aquí prefiere dejar en un servil "no se sabe") y que, más allá de una cierta corrección formal, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no abrirá nuevos caminos de ningún tipo, ni al cine ni al festival, y poca huella dejará una vez transcurra el preceptivo tiempo en salas comerciales.
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2 de octubre de 2017
Zinemaldia 2017 (1): Nos definen nuestros actos, no nuestras palabras
En el diario que se distribuye gratuitamente entre los asistentes al Festival de Donostia, el crítico Quim Casas, miembro del comité de selección del certamen, escribió en el número del sábado 30 de septiembre, el último publicado en la presente edición:
Los Festivales de cine son un receptáculo de lo que se cuece, mejor o peor, cada año. Como los festivales de música o los teatrales. La línea a seguir, salvo en los certámenes estrictamente especializados en un género, una modalidad o el cine de un continente, es la de mostrar una panorámica lo más amplia posible. No hay otra, y es sugestiva aunque no siempre se acierte.
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