26 de marzo de 2018

Una felicidad sin mácula sería como un poema mal escrito


Hoy sabemos que Klaus Detlef Sierck, joven estrella del cine alemán bajo el nazismo y actor en doce largometrajes entre 1937 y 1942, murió el 6 de marzo de 1944, tres semanas antes de cumplir los 19 años, en el Frente del Este, en la aldea ucraniana de Novo Alexandrovka. Es probable que este hecho nunca llegara a ser conocido por sus padres, Lydia Brincken y Hans Detlef Sierck; ambos se divorciaron en 1929 y siguieron caminos diametralmente opuestos. Brincken, actriz teatral, se afilió al Partido Nazi y educó a su hijo en esta misma ideología, impulsándolo a enrolarse en las Juventudes Hitlerianas y a iniciar su carrera como actor; después de la desaparición del joven Klaus durante la II Guerra Mundial y del derrumbamiento del nazismo, se suicidó, según los datos disponibles hoy, el 25 de agosto de 1947. Sierck era, en el momento del divorcio, un reputado director teatral (en palabras de Javier Maqua, "futuro sucesor del gran gurú de la dirección escénica teutona, Max Reinhardt"); media década después se casó con la actriz judía Hilde Jary y fue denunciado por su primera mujer por este matrimonio con una "no aria": como resultado, una orden judicial le prohibió volver a ver a su hijo. 

13 de marzo de 2018

Todos los que hemos sido



Hace unos meses, decidí abrirme una cuenta en la red social Letterboxd, a pesar de que entonces (y ahora) estaba plenamente convencido de las derivadas indeseables a las que conduce la presencia en cualquier sitio web que, como Facebook o Twitter, exijan por un lado una exhibición pública y frecuente de actos de relevancia dudosa y, por el otro, fuerce a conocer actos semejantes de personas que, en algún caso, ya no forman parte de nuestro presente, prolongando artificialmente relaciones ya extintas. Pero, por más que el discurso en contra de las redes sociales suene digno y razonable, la perspectiva de que se tratase de una web "sólo" sobre cine y que ofreciese algunas utilidades prácticas que complementasen a FilmAffinity, que entonces y ahora he usado a modo de base de datos de películas vistas, me llevó a un lugar en el que, como las otras tres citadas redes en las que estoy presente, es fácil entrar, pero mucho más difícil salir.