4 de octubre de 2016

Zinemaldia 2016 (7): Recuerdo de una idea

El mismo párrafo introductorio que empleamos para escribir sobre La larga noche de Francisco Sanctis y el contexto que le da sentido, sería pertinente también para La idea de un lago, segundo largometraje de la argentina Milagros Mumenthaler que, procedente del Festival de Locarno, estuvo presente en la sección Horizontes Latinos de Zinemaldia. Porque este melancólico y profundamente evocador largometraje está atravesado, al igual que la ópera prima conjunta de Andrea Tesla y Francisco Márquez, por los efectos del Proceso de Reorganización Nacional (inquietante nombre técnico que se dieron a sí mismos los gobiernos comandados por las Juntas Militares argentinas entre 1976 y 1983) aunque, en lugar de mostrarnos su plasmación en una peripecia cotidiana y en un cuadro de pánico generalizado, nos enseña sus consecuencias en el presente, cuatro décadas después, en lo que podría ser la continuación en la vida de los descendientes de alguno de los atemorizados protagonistas que allí luchaban de forma imposible para no ser tragados en el océano de represión. Esta obra también puede ser leída como una metáfora del traumático paso de la infancia a la adolescencia y de ahí a la edad adulta, aunque resulta imposible obviar la atroz fisura histórica que la atraviesa, situada en marzo de 1977, que se manifiesta como una herida de imposible curación que parte en dos la conciencia y la concepción del mundo de los protagonistas de la historia, por jóvenes que fuesen entonces y quitando la razón al superficial dicho de que el tiempo todo lo arregla.



2 de octubre de 2016

Zinemaldia 2016 (6): La crispación al alcance de todos

Después de más de una década en la que la cinematografía rumana ha acudido con regularidad a los principales festivales de cine del mundo, ganando premios y causado impacto por la relevancia sus aportaciones en la mayor parte de ellos, desde que La muerte del Sr. Lazarescu (Cristi Puiu, 2005) diese el pistoletazo de salida ganando la sección Un Certain Regard en el Festival de Cannes, ya podemos decir que está lejos de ser una moda: se trata de una generación de cineastas consolidada, con unos referentes comunes (y no solo entre los más conocidos maestros del cine europeo: Lucian Pintilie, director de la lejana y seminal Reconstituirea y co-productor de la película que ahora nos ocupa, es otra influencia clave) en la que al menos media decena nombres (el mismo Puiu, Corneliu Porumboiu, Cristian Mungiu, Calin Peter Netzer, Radu Muntean) tienen ya obra suficiente como para ser valorados por sí mismos y para que cada una de sus nuevas creaciones sea esperada con expectación, más allá del país y la generación a la que pertenecen. 



Dejando sentado este hecho, Sieranevada es un largometraje que, nos atreveríamos a decir, supone uno de los puntos culminantes la cinematografía y la generación mencionadas  y que, desde aquí, debemos considerar la más trascendente de la cosecha llegada al Festival de Donostia procedente de Cannes, lo que en la práctica equivale a decir: la película más importante mostrada durante la 64 edición de Zinemaldia.